Unas extrañas luminarias en Arjona
Arjona, que antiguamente se llamaba Urgavona, es un municipio español de la provincia de Jaén, Andalucía. En el siglo XVI, esta pequeña localidad fue testigo del hallazgo de los restos de unos mártires gracias a una misteriosa Intervención Divina. Según la documentación histórica que se conserva en la actualidad, este hallazgo fue posible gracias a que la población “siguió las luces de Dios”.
En aquel tiempo, los habitantes de la localidad llevaban una vida sencilla y rutinaria, hasta que de repente, todo cambió. Un buen día, misteriosamente, unas extrañas lucecitas aparecieron en el cielo ante los asombrados ojos de los pueblerinos. La visión de las extrañas luminarias se volvió una constante, noche tras noche era posible verlas en el cielo. Este fenómeno provocó un terrible revuelo y conmoción en la comarca, a tal grado, que las autoridades eclesiásticas enviaron una comitiva a investigar.
Los delegados religiosos pudieron contemplar con sus propios ojos el fenómeno, por lo cual, dieron veracidad a los testimonios de las personas. Pero, en poco tiempo, además de las luces, otros fenómenos se presentarían. Todo esto llevaría a las buenas gentes de aquel tiempo a intuir que aquello era el preludio de alguna revelación importante.
Extrañas apariciones en Arjona
Una tranquila noche de 1616, un habitante de la localidad de nombre Juan Muñoz, se encontraba dando un paseo junto a las murallas. De repente, un sonidito metálico, similar al tintineo de una campana llamó su atención mientras un extraño vientecillo en su espalda le provocaba un escalofrío. Convencido de que se trataba de algo sobrenatural, quitándose el sombrero se arrodilló y el fenómeno desapareció.
Aquella experiencia dejó a Juan muy nervioso y en cuanto abrió sus puertas la Iglesia, fue con premura a relatar lo vivido al prior de San Martín. El buen clérigo, escuchó a su feligrés aunque no dio mucho crédito al testimonio, aún así decidió acompañar a Muñoz esa misma noche. La velada transcurría tranquila hasta que a las once ambos escucharon el tintineo de una campanilla. Al mirar hacia la dirección en la que provenía el sonido, vieron la figura de un niño de aproximadamente doce años. El pequeño vestía lo que parecía un hábito de fraile y en una de sus manos sujetaba una pequeña lámpara.
Tratando de mantener la compostura, el buen clérigo le dice a la aparición: “Si eres cosa del otro mundo, di lo que vienes a buscar de nosotros”. La respuesta del pequeño fue simplemente: “No es tiempo”. Doce años después, en 1628, durante una tranquila velada, se encontraban los hidalgos don Alonso Aguilera y don Miguel Mendoza, paseando junto a la muralla. En cuanto dieron las once, una figura vestida con un bordón blanco se aproxima a toda velocidad hacia ellos hasta atravesarlos.
La Comitiva eclesiástica
En aquella época, todos los habitantes de Arjona habían sido testigos de los fenómenos sobrenaturales y por la localidad circulaban testimonios de extrañas apariciones. Las lucecitas que los pueblerinos vislumbraban eran de colores blanco y rojizo, de forma esférica, que en ocasiones se alargaban hasta formar una Cruz en el cielo.
Pocos días después de la experiencia vivida por los hidalgos, las luces volvieron a manifestarse. En esta ocasión para posarse en un punto en concreto de la muralla, como si estuvieran señalando un lugar específico. Rápidamente llegó la noticia a Baltasar Moscoso y Sandoval, Obispo de Jaen, que, sin dudarlo, envió una comitiva formada por eclesiásticos y científicos para investigar el fenómeno.
Los investigadores recogieron los testimonios de los pobladores de Arjona. Pero también ellos fueron testigos de la aparición de las luces, de las que jamás pudieron determinar su origen ni procedencia. Asombrados, elaboraron un exhaustivo informe que enviaron inmediatamente a su superior. Gracias al trabajo de esta comitiva, se ordena iniciar una excavación en el lugar que señalaban las luminarias.
Un impresionante hallazgo en Arjona
Al poco de empezar los trabajos, son recuperados un par de cráneos humanos que en apariencia databan de la época romana. Justamente, unos días antes del hallazgo, el cabildo de la localidad había recibido una carta del doctor Francisco Ibañez. En ella, con todo detalle, se relataba lo que el erudito Fray Francisco de Santa María, había descubierto mientras revisaba el cronicón de Flavio Dextro. La misiva hablaba de que en la localidad habían sido martirizados y asesinados dos soldados romanos que se opusieron a renegar de su Fe Cristiana. Se trataba de Bonoso de 20 años y su hermano Maximiano de 18. Habían sido encerrados en prisión, torturados con el método de la tróclea y finalmente decapitados el 21 de agosto del 308.
Conforme continuaron las excavaciones, fueron apareciendo más huesos. Ya no había duda, se trataba de los restos de los mártires. Los testimonios de las apariciones, el documento descubierto y el hallazgo de los restos consiguieron que la Iglesia canonizara a los jóvenes. Con la canonización, se autorizó la veneración de los Santos como patronos de Arjona.
Los huesos milagrosos y los Fiestasantos de Arjona
Conforme ha pasado el tiempo, han surgido muchos testimonios que aseguran que los huesos son milagrosos. Son capaces de grandes prodigios como brillar con luz propia y emitir una intensa y hermosa fragancia. En ocasiones pueden sangrar y alguna vez han ardido en un fuego milagroso generado por ellos mismos y que no los quema. También existen testimonios de que han sanado a personas, incluso a algunas desahuciadas. Además, hay quienes afirman que ofrecen paz y consuelo a aquellos que con corazón humilde y sencillo piden su intervención. Todos estos prodigios han quedado recogidos en la documentación de la época como el Memoral de Pleito.
Y desde entonces cada año se celebran los denominados Fiestasantos de Arjona que se llevan a cabo del 11 al 24 de agosto. Fechas en las que los habitantes del pueblo y cientos de fieles, con fe y alegría rinden homenaje a los mártires. A esos que sufrieron la ira de Diocleciano por no querer renegar de su fe.
Uno de los días más grandes de las festividades es el 19, en el que se rememora la aparición de las luminarias. Para ello, sale una hermosa procesión protagonizada por niños que portan farolitos vegetales elaborados por ellos mismos. Posteriormente, se prende fuego a una figura que representa a Daciano, el romano que ordenó la ejecución de los mártires.
La fiesta mayor es el día 21 en el que, los parroquianos llevan en procesión las imágenes de sus Santos mártires y sus reliquias. Si usted acude a la localidad, podrá ver en el santuario dos lápidas que perpetúan el hallazgo y el recuerdo a los Santos Mártires, ambas escritas en latín.
Texto de la lápida 1
“A los santos Bonoso y Maximiano por Publio Daciano, Prefecto de las Españas, martirizados, y cuyos cuerpos fueron revestidos, una noche, en este lugar, con celestial resplandor y sepultados con sigilo, y por último en el presente siglo, iluminados con milagrosos, frecuentes y brillantes fulgores que mostraban en el aire signos triunfales de cruces, y por divina inspiración encontrados en el mismo lugar y sitio donde descansaron ignorados durante mil trescientos veinte años.
Por estos y otros dones augustísimos y divinísimos, ante los cuales quedó sorprendida la mente humana, el Eminentísimo y Reverendísimo don Baltasar de Moscoso y Sandoval, Presbítero Cardenal de la Santa Iglesia Romana del título de la Santa Cruz de Jerusalén, en el año 25 de su Episcopado de Jaén, por voto de sus hijos a aquellos a quienes se deben mayores y más augustos dones, para alabanza, honor, justa veneración y para memoria de ellos, con gran piedad, erigió Templo y Altares, con dedicación del obsequio en el año de Cristo de 1644 y 24 del Reinado de Felipe) IV) Rey de las Españas. El Senado y el Pueblo del Municipio Albense urgavonensa Arjonense a sus fortísimos e indulgentísimos Patronos, Felices y siempre Invictos, por voto dedicó esta piedra con inscripción”.
Texto de la lápida 2
“A los bienaventurados del Dios Optimo Máximo, Santísimos y triunfadores de la impía Rebelión del Prefecto Romano de Sevilla, en la guerra civil de Andalucía, militando bajo las banderas de los Emperadores, cuando apenas habían salido de la pubertad, y además triunfadores del príncipe de las tinieblas y de los mismos Emperadores Diocleciano y Maximiano, en la décima persecución general contra la Iglesia de Dios bajo el poder del Prefecto de las Españas Publio Daciano.
El 21 de agosto por el año de Cristo de 308, a las tres de la tarde siendo Bonoso de 20 años y Maximiano, su hermano, de 18 años de edad, fueron cortadas sus cabezas, venciendo gloriosamente por la fe de Cristo, después de sufrir estrecha custodia en la cárcel y atormentados con sed continua en la mitad del estío, y con el suplicio de la tróclea, Y en este mismo sitio y lugar, donde se cree consiguieron la palma del martirio, sus cuerpos sagrados, que ya habían sido negados por el Presidente a los padres de los mártires, naturales de la Colonia Iliturgi Foro Julia, llamada Andújar hoy, en secreto sepultados por ciertos soldados cristianos que salieron por la noche con cautela de este Alcázar, al ver dichos cuerpos revestidos de un resplandor celestial, El municipio Albense Urgavonense a sus Indulgentísimos Patronos dedicó Templo y Altares y esta piedra e inscripción, por decreto de los Decuriones”.
A modo de conclusión
Desde sus inicios, en la tradición cristiana se han presentado infinidad de episodios que escapan a toda lógica y explicación. Fenómenos que han quedado documentados de diversas maneras y que muchas personas, de toda clase, han corroborado como verdaderos. Es evidente que hay algo más allá que se escapa a cualquier comprensión humana y este caso lo corrobora. Parece que el Cielo quiso que la historia de estos jóvenes fuese conocida y que se les honrase por su valentía y fe. Además de esto, entregar al pueblo fiel una ayuda y un apoyo para esos momentos de dificultad. Y fueron unas pequeñas lucecitas, las que llevaron al pueblo de Arjona a descubrir a estos valientes mártires.