Desaparece Emanuela Orlandi
Emanuela Orlandi, nacida el 14 de enero de 1968 en Roma, era hija de María y Ercole Orlandi. Su padre era funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia en el Vaticano. El 22 de junio de 1983, Emanuela desaparece misteriosamente y desde entonces su familia ha tratado por todos los medios de dar con ella. Su caso está envuelto en un halo de misterio en el que muchos personajes públicos e instituciones se han visto salpicados en hipótesis que no conducen a ningún lado.
La joven asistía al colegio de música de San Apolinar en Roma, donde tomaba clases de flauta transversa. Ese fatídico día, antes de entrar a clase, un misterioso hombre se acercó a ella para ofrecerle un trabajo repartiendo panfletos de Avon en un desfile de modas. El sujeto le ofrecía pagarle aproximadamente 200,000 liras, lo cual era una suma exagerada. Emanuela le dijo que pediría permiso a sus padres y al terminar la clase le daría una respuesta.
En cuanto terminó la clase, Emanuela se dirigió a una caseta telefónica y llamó a su casa. Como su madre no estaba, le pidió consejo a su hermana Federica quien le dijo que rechazara el trabajo. La joven, que solía ir en el autobús con su amiga Rafaela Monzi, le dijo a esta que la esperase unos minutos. Enseguida fue a buscar al hombre que la había contactado para informarle que no aceptaba el empleo. A partir de este momento, se pierde la pista de Emanuela Orlandi.
Ese mismo día, Emanuela había quedado de reunirse con su hermana Cristina al salir de clases. Al ver que la joven no se presentaba, Cristina telefoneó a casa y Federica le relató la conversación que tuvo con su hermana. En ese momento, los peores temores invadieron a la familia Orlandi.
Primeras pistas sobre Emanuela Orlandi
El 5 de julio de 1983, trece días después de la desaparición de Emanuela, la familia recibe una extraña llamada. El anónimo, que fue bautizado como “el americano” por su acento, afirmó tener a la joven como rehén. El sujeto exigía la liberación de Mehmet Ali Agca, perpetrador del atentado contra el Papa Juan Pablo II, a cambio de la vida de la chica. Dos días después, vuelve a llamar y para dar veracidad a sus palabras, esta vez incluyó información íntima de Emanuela. Ali Agca afirmó desde la prisión que el secuestro de la joven formaba parte de un plan para liberarle. Sin embargo, el Vaticano obligó al Estado Italiano a negar la liberación del reo.
Poco después de las llamadas, llega a casa de la familia Orlandi un misterioso paquete de correos. Este contenía el bolso que Emanuela llevaba el día en que desapareció. Al no haber respuesta por parte de la familia, un anónimo telefoneó a Laura Casagrande, amiga de la desaparecida. El sujeto le dijo que debía entregar un mensaje a la Agencia de Noticias Estatal Italiana y relatar detalles del secuestro: “Nos hemos llevado a la ciudadana Emanuela Orlandi solo por pertenecer al Estado Vaticano”… “Funcionarios vaticanos e investigadores de la República Italiana tienden a desacreditar la naturaleza del pedido (…) el plazo termina el 20 de Julio”.
El 17 de Julio de 1983, llega a la agencia ANSA una misteriosa grabación que pretendía demostrar que el supuesto grupo tenía a la joven. Mario Meneguzzi, tío de Emanuela Orlandi, reconoce en la grabación la voz de su sobrina y según su testimonio solo se escuchaban gritos y lamentos.
Más pistas acerca de Emanuela Orlandi
El 19 de Julio de 1983, mientras el Papa celebraba audiencia, los secuestradores llamaron a los religiosos del Convento de Santa Francisca Romana. El mensaje fue recogido por el padre Ambrogio Fumagalli, quien dijo que los captores le aseguraron que la joven seguía viva.
El 24 de Julio de 1983, un anónimo llamó al diario Giornale d’Italia para dar como ultimátum el 31 de Julio para liberar a Ali Agca. Amenazó que de no hacerlo, volverían a atentar contra el Papa y la joven sería torturada y asesinada. Ese mismo día, los diarios Corriere della Sera y La Stampa comenzaron a hablar acerca de posibles conexiones entre la quiebra del Banco Ambrosiano y la muerte de Roberto Calvi con el secuestro.
Paralelamente, el diario soviético Literaturnaya Gaziet publicó que Emanuela Orlandi fue secuestrada por los Lobos Grises, organización turca a la que pertenecía Agca. Según el diario, esta organización terrorista internacional tenía apoyos en Alemania Occidental y en los servicios secretos americanos.
Años más tarde, un ex agente de la policía secreta de Alemania Oriental declaró que muchas de las llamadas salieron de su oficina “por orden de Moscú”. La finalidad de esto era desviar la atención de un grupo de agentes búlgaros que figuraban en la lista de sospechosos.
Vicenso Parisi, el entonces subdirector de los Servicios Secretos Civiles Italianos, escribió un documento que permaneció clasificado hasta 1995. En él menciona que “el americano” se trataba del cardenal Paul Marcinkus, ex director del Instituto para las Obras de Religión (IOR) o Banco Vaticano.
Ali Agca involucra a una logia masónica
Durante su juicio por el intento de asesinato de Juan Pablo II, Ali Agca dio unas declaraciones sorprendentes. Estas iban mezcladas con las ideas místicas que tenía este hombre, las cuales, rozaban en la fantasía. Agca sostenía la hipótesis de que la joven fue secuestrada para ser utilizada como moneda de cambio para su liberación.
En una de sus declaraciones aseguró que “Emanuela Orlandi está viva, ciertamente viva. Con sinceridad puedo decir que fue secuestrada por la potente organización masónica P-2 (Propaganda Due) de Licio Gelli, porque sabía con certeza que yo soy Jesucristo. Querían canjearme con ella, usarme como un instrumento, entrometerme en el Vaticano; pero yo soy para toda la humanidad y no seré el instrumento de nadie”.
Posteriormente mencionó que “alguien, pero no puedo hablar de nadie en concreto, ha chantajeado al Vaticano y al Gobierno Italiano para conseguir un canje conmigo, como he podido adivinar a través de los periódicos y de las cartas llegadas hasta la redacción de los diarios. Estoy convencido de que Licio Gelli quería instrumentalizarme para sus objetivos ocultos en el campo internacional”.
Estas declaraciones no tomaron por sorpresa a nadie. En más de una ocasión se barajó la hipótesis de que la logia masónica Propaganda Due pudo haber estado involucrada en la desaparición de Emanuela.
Sabrina Minardi y Enrico de Pedis
Sabrina Minardi fue amante de Enrico “Renatino” De Pedis, jefe de la Banda della Magliana, una antigua familia mafiosa italiana. En 2005, Minardi afirmó haber secuestrado a Emanuela introduciéndola en su coche para llevarla a un lugar que le había indicado De Pedis. También aseguró que el capo asesinó a la joven siguiendo órdenes del cardenal Marcinkus, porque, supuestamente su padre había visto documentos comprometedores para el Vaticano.
Renatino siempre estuvo en la mira de la investigación del secuestro pero nunca fue acusado formalmente. El capo pasó un tiempo en prisión, donde pasaba horas conversando con el cardenal Piero Vergari, lo que hizo que los investigadores pusieran la mira en el clérigo.
De Pedis fue asesinado a balazos el 2 de febrero de 1990 en Roma. Tiempo después, el cardenal Ugo Poletti autoriza que los restos del capo sean sepultados en la Basílica de San Apolinar. Cabe destacar que dicha Basílica es lugar de descanso de personalidades importantes y cargos eclesiásticos. Al conocerse más detalles del secuestro, se ordenó investigar esa Basílica, pero no se encontró nada que pudiera comprometer a Vergari.
Más conexiones con la mafia
En 2013, Marco Accetti, fotógrafo y asesino, confesó haber colaborado con De Pedis en el secuestro y asesinato de Emanuela Orlandi. Este hombre había participado también en el secuestro y homicidio en 1983, de José Garramón, hijo del embajador uruguayo en Italia. Su versión coincidía con la de Sabrina Minardi.
En 2005, un detective privado recibió un aviso anónimo en el que mencionaba que Emanuela Orlandi fue secuestrada por orden del cardenal Ugo Poletti. Ese mismo año, el programa de televisión Chi l’ha visto?, recibió una misteriosa llamada. El anónimo interrumpió el programa para decir: “Para saber más sobre Emanuela, mirad en la tumba de De Pedis y averiguad el favor que le hizo al cardenal Poletti”.
Tras la presión ejercida, el 14 de mayo de 2012, se abre la tumba donde estaba enterrado De Pedis. En ella encontraron los restos del mafioso y otros centenares de huesos antiguos que fueron clasificados en 400 cajas. Sin embargo, no hubo rastro de Emanuela.
Las escalofriantes declaraciones del padre Amorth
El padre Gabriele Amorth, fue el jefe de exorcistas del Vaticano nombrado por Juan Pablo II. Ha escrito varios libros y en más de una ocasión escandalizó a la curia eclesiástica con sus fuertes declaraciones. El padre Amorth falleció en 2016 dejando un importante legado.
En una entrevista a Daily Telegraph dijo que “se organizaban fiestas y uno de los gendarmes del Vaticano se encargaba de reclutar a las chicas. La red implicaba al personal diplomático de una embajada de la Santa Sede en el extranjero y estoy convencido de que Emanuela fue víctima de este círculo”.
Amorth en entrevista para el diario La Stampa, mencionó que el ex archivista del Vaticano, Simeone Ducca estaba involucrado en la red. Según el exorcista, Ducca era el encargado de reclutar jovencitas con ayuda de gendarmes del estado papal.
Amorth en su libro El Último Exorcista dice: “como ha declarado también monseñor Simeone Ducca, archivista vaticano, se organizaban fiestas en las cuales estaba involucrado como ‘reclutador de muchachas’ también un gendarme de la Santa Sede. Creo que Emanuela fue víctima de esto. Nunca he creído en la pista internacional, tengo motivo para creer que se trató de un caso de explotación sexual con el consiguiente homicidio poco después de la desaparición y ocultamiento del cadáver (…) En estos hechos estaba también involucrado personal diplomático de la Santa Sede”.
Buscad en el lugar donde apunta el ángel
En 2018 llega a la familia Orlandi un misterioso anónimo. Se trataba de la fotografía de una tumba acompañada de la frase “Buscad en el lugar donde apunta el angel”. La fotografía se correspondía a un sepulcro del Cementerio Teutónico correspondiente a la princesa Sofía de Hohenlohe-Waldenburg-Bartenstein (1758-1836). Al lado de esta, se encuentra la tumba de la duquesa Carlota Federica de Mecklemburgo-Swerin (1784-1840).
La tumba en cuestión tiene la escultura de un ángel que sostiene una sábana y tiene escrito el texto en latín “Requiescat in pace” (Descanse en paz). En la lápida puede verse una inscripción dedicada a la princesa Sofía y al Príncipe Gustavo von Hohenlohe.
Tras muchos trámites por parte de la familia Orladi, el Vaticano autorizó la apertura de ambas tumbas, para que no hubiese lugar a dudas. El 11 de Julio de 2019, ambos sepulcros se abrieron y estaban vacíos. En la tumba de la princesa Sofía se excavó hasta dar con un departamento subterráneo de aproximadamente 4m por 3,70 m. El que ni siquiera se encontrasen los restos de las aristócratas, añade más misterio a este caso.
Pietro Orlandi, hermano de Emanuela, aseguró que se esperaba cualquier cosa menos que los sepulcros estuviesen vacíos. Además, según él, el año anterior, algunos obispos y sacerdotes le aseguraron que los restos de su hermana se encontraban en alguna tumba del Cementerio Teutónico. La Santa Sede informó que se estaba investigando que ocurrió con los restos. Laura Sgró, abogada de la familia Orlandi, sostiene que existen investigaciones que apuntan a que la tumba ha sido abierta anteriormente al menos una vez.
Conclusión
Con este artículo he querido relataros a grosso modo el caso de Emanuela Orlandi, haciendo mención a los datos que considero más relevantes. El caso de esta joven, desde el principio ha estado envuelto en un halo de misterio y pistas que no llevan a ninguna parte. Laura Sgró, cree que el Vaticano sabe lo que ha ocurrido con Emanuela y que Juan Pablo II se llevó el secreto a la tumba. Pietro Orlandi, tiene fe en que algún día la verdad salga a la luz, mientras tanto sigue luchando incansablemente.